Sin derecho a la alegría

En medio de una crisis que dura ya demasiado, con un sector bancario en pleno proceso de rescate, una economía sometida a todo tipo de presiones por los especuladores internacionales y varios incendios asolando el Levante, medio país ha salido a la calle para festejar una buena noticia en medio de tanta y tan frecuente decepción. La Selección española ha ganado su segunda Eurocopa consecutiva, pero hay quien piensa que no es patriota mostrar alegría por ello.

Casi desde que comenzó el torneo, muchas voces sostienen en las redes sociales que no podemos celebrar públicamente los logros del combinado nacional. Lo siento, pero no entiendo a quienes critican a los que se alegran y festejan los triunfos de la Selección. Su lógica, deduzco, implica que no es posible expresar ningún tipo de júbilo en medio de esta gran depresión, como si ser conscientes de la gravedad de la situación que atraviesa España fuese incompatible con cualquier expresión de alegría. Pues, lo siento por ellos, pero sí que lo es.

Es más, este tipo de alegrías colectivas son más necesarias que nunca. Son casi la única forma de aliviar la gran tensión que soporta a diario la sociedad y conseguir que estalle de una forma controlada y positiva. Sin embargo, hay quienes piensan que la crisis tiene que mantenernos en una tensión constante las 24 horas de cada día, sin darse cuenta de que son estas pequeñas alegrías las que han evitado que, una vez más, este país haya estallado por los aires. Y parece que hay quien desea profundamente que eso ocurra.

No me entiendan mal. A mí también me indignan las tropelías que han cometido los directivos de muchas entidades bancarias, las subidas de impuestos y los recortes sin fin que impone la Unión Europea y que algunos políticos prefieran ver la final de la Eurocopa en Kiev en lugar de aparentar que trabajan un poco más –y mejor– para tratar de sacarnos cuanto antes de esta terrible crisis que parece ser interminable. Pero no consentiré que me llamen irresponsable por desconectar durante unos minutos para alegrarme del triunfo de la Selección.

Ambos sentimientos son totalmente compatibles y festejar una victoria o protestar por la subida de impuestos tienen muy poco que ver con sentirse más o menos español. Me niego a que manifestar júbilo sea motivo para ser acusado de algo. En situaciones de constante tensión, los ejercicios de higiene mental son más necesarios que nunca. Sobre todo, para los intolerantes que pretenden que todo el país viva tan amargado como ellos, cuando quizá lo que necesitamos son más alegrías que nos den fuerzas para, entre todos, ir contribuyendo a que la situación vaya cambiando de rumbo.

Lo siento por ellos, pero, por muy mal que vayan las cosas, no nos van a arrebatar el derecho a la alegría.

[Las fotografías de la celebración en la plaza de Cibeles y de los jugadores a su paso por el Banco de España las encontré en lainformacion.com]