Algo debe cambiar
Se acerca el verano (aunque, en Gran Canaria, el tiempo parezca empeñado en que no nos lo creamos demasiado) y, en lugar de disponer de más tiempo libre, un aumento de la carga de trabajo (algo muy bueno, sin duda), amenaza con convertir mi vida en un algo aún más desordenado todavía. Demasiados proyectos, planes, colaboraciones y actividades, pero muy poco tiempo disponible para ellos me llevan a una única conclusión.
Algo debe cambiar. No sé qué, exactamente, pero necesito organizarme. Tras un fin de semana (breve e intenso) de desconexión mental en Madrid, pese al cansancio físico acumulado, me reafirmo en que algo en mi rutina diaria debe cambiar para que todo vuelva a la normalidad. Lo malo es que aún no sé por dónde empezar.
Intuyo que bastará un mínimo ajuste; establecer un horario o un orden de prioridades inamovible que me permita aprovechar mejor el tiempo libre del que dispongo, o un simple cambio de actitud, para que todo empiece a rodar como debe. Pero sigo sin tener las fuerzas (o ganas) suficientes como para imponérmelo. Al menos hoy.
Algo debe cambiar, me digo. Pero, quizás, mañana.
«Si no sabes a donde vas, cualquier camino te llevara allá.» Alicia en el País de las Maravillas.
Dosifícate, aprende a decir no y establece prioridades!!!