Vivir en una tierra de nombres propios inventados (Y llevar uno de ellos)
El pasado 28 de diciembre, la edición española de BuzzFeed publicaba lo que calificaba como el mapa definitivo de los estereotipos españoles, una suerte de compendio de los tópicos más habituales —y otros no tanto— que suelen aplicarse a las distintas regiones del país que —imagino—, pretendía convertirse en viral, a la vez que hacer reír. El primer objetivo —con más de 101.000 visitas cuando escribo esto y presencia en multitud de cadenas de Whatsapp— parece haberlo cumplido con creces. El segundo, no lo tengo tan claro.
Gran parte de las referencias que he encontrado por la red —y algunas respuestas en Whatsapp— son de personas que se ofenden por la generalización, en muchos casos falsa —aseguran—, que se hace de su región y critican el mal gusto de la publicación. En muchos casos, eso sí, coinciden en señalar que, a la hora de calificar a sus vecinos, el autor del mapa se ha quedado corto. En fin, la típica piel de papel que se rasga al primer roce.
Por suerte, otro nutrido grupo de internautas lo entiende como lo que es, una simple broma que explota esos estereotipos que, precisamente por tópicos, no tienen por qué ser reales. Es más, no suelen serlo. Y de ahí su pretendida gracia, aunque algunos cansen, por repetidos hasta la saciedad. Si no, explíquenme a qué viene eso de llamarme aplatanado, cuando llevo desde el lunes trabajando sin parar —me tocó guardia en Nochevieja y Año Nuevo, además del turno del fin de semana— y no libraré hasta el martes.
Lo de vivir en una tierra de nombres propios inventados (y llevar uno), en cambio, me parece mucho más original. De lo del «reggaeton extraño», mejor no hablamos, que en eso igual estoy hasta de acuerdo.